lunes, 14 de marzo de 2011

Esa casa fue una ruina


Acabo de leer en El Periódico, de entre la multitud de notícias y desgracias varias, que Barcelona indemnizará por unos fallos que hubo en el sorteo de adjudicación de pisos protegidos. 

Los afortunados estaban en un bombo que no les correspondía. Bueno, si el Ayuntamiento lo dice, pues será verdad, no se....El caso es que, en bombo correcto o no, les tienen que compensar el disgusto. Tiene que fastidiar que te toque un piso, y que luego te digan que se han equivocado, que no es para tí....

Y se de que hablo. A mi me tocó un piso de esos, pero de eso hace muchos años. Además, el mío era de alquiler. Barato, con plaza de parking incluida. La ilusión que me hizo fue muy grande, me permitía independizarme de mis padres, y vivir mi vida. Pero no es oro todo lo que reluce.

De entrada, me dió la impresión de ser un "colonizador". El edificio estaba en un barrio marginal, y la intención estaba clara: mezclar gente del centro  de la ciudad con gente de los arrabales. El edificio, aunque nuevo, estaba en  consonancia con el barrio. Los suelos de la entrada al edificio y de los pasillos comunitarios eran de piedra tosca, de esa que por por mucho que se limpie, siempre parecían sucios. De todas formas, nunca vi a nadie que limpiara la escalera. Todo muy abierto, con paredes con huecos descomunales que permitían que entrara el agua cuando llovía, el frío en invierno, y el polvo a raudales. Y aún no he llegado al piso.

El piso, en el fondo, no estaba mal. No había recibidor, tal como entrabas ya estabas en el comedor. Una cocina independiente (sin puerta, no supe nunca el motivo), el comedor antes mencionado, 2 habitaciones, un aseo (enooorme), y un cuartito para la lavadora. Hubiera preferido el aseo mas pequeño y tener mas habitación, pero bueno, eso era así.

Los defectos que encontré fueron varios. El timbre no funcionaba (al final tuve que cambiarlo yo), el grifo del lavabo estaba torcido, el suelo era de color blanco, se te caía una pestaña y se veía desde la otra punta. Ademas, con alguna baldosa rota. Aparte de restos de bocadillos que encontré en el suelo (de los operarios, entiendo yo), el cemento del piso lo fraguaron directamente en el suelo, estaba todo pegado, y tuvimos mucho trabajo en quitarlo. La calefacción era modernísima, tanto, que no supe como ponerla en marcha. Y aunque hubiera sabido hacerlo, tampoco funcionaba.
Hubo vecinos que estuvieron semanas lavandose cara y manos en el bidet, ya que era del único sitio que salía agua. El cuarto de la lavadora estaba sin ventana. Eso sí, tuvieron la delicadeza de dejar el agujero, por si queriamos ponerla. Las llamadas reclamando arreglos fueron muchas, pero no venía nadie.

El ascensor y la calefacción merecen un punto y aparte. La calefacción tardo en funcionar, lo que no impidió que la compañia instaladora (funconaba con placas solares, y lo explotaba una empresa ajena a Gas Natural) me cobrara el servicio a precio de oro. A la que me quejé, y amenacé con no pagar, ellos me amenazaron con cortármela...pero si no funcionaba!!. Recuerdo un dia que llovió a mares. Cuando utilizé el ascensor para bajar al parking, éste literalmente se hundió en el agua acumulada en el foso del ascensor, con el peligro que conlleva. El motivo? el hueco del ascensor estaba semidescubierto.

Tuve que optar por dejar el coche en la calle, ya que era mas seguro. Un dia me lo abrieron (en el pk), me rompieron volante, cristal..etc. Total, para no llevarse nada. De ahí mi decisión, ya que la puerta de entrada al pk siempre estaba estropeada. Y cuando no lo estaba, con un simple salto podías colarte dentro.
Tuve un escape de agua, que afectó al falso techo del aseo, y una pared de mi habitación. Vinieron rápido, creo recordar que solo tuve que insistir durante unos 10 dias, lo repararon, y dijeron que enviarían un pintor para la pared afectada. Aún lo espero. Por fortuna, poco después dejé el piso.

Creo que un piso protegido, aunque sea mas económico que un piso normal, merece también una minima calidad. Me dió la impresión de ser un contribuyente de tercera, que por pagar menos, merecía menos.

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